¿Cuántos niños deben
morir? Mientras las cifras de muertos sobrepasan 1,000, un alto al fuego es
urgentemente necesario
17 de octubre de 2023
Andy Worthington
Traducido del inglés para El Mundo no Puede Esperar 09 de noviembre de 2023
Un niño Palestino entre las ruinas de los edificios bombardeados en la
franja de Gaza.
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Por los últimos diez días, como todas las personas sensibles allá afuera, he estado consciente de la brecha que ha abierto al
mundo — una peligrosa rotura en la tela de la decencia humana, de la moralidad
fundamental, a través de la cual supuestas justificaciones se hacen para
justificar el asesinato, en la franja de Gaza, de niños, mujeres, adultos
mayores, enfermos y hombres no armados de “edad militar” que no han sido
partícipes de ningún tipo de conflicto militar para nada.
Es una historia que envejeció, tristemente. A través de la historia humana, hombres — casi siempre son hombres — han masacrado
civiles en su búsqueda, o la búsqueda de sus líderes, de tierra, poder y
control. Puedes ser perdonado por pensar que lo que lleva a la mayoría de las
guerras es, de hecho, una excusa para desencadenar los impulsos más obscuros y
que todo lo demás es secundario.
‘La breve historia de asesinar niños’ de Gideon Levy
Son casi dos años desde que el gran periodista israelí
Gideon Levy escribiera un artículo para Haaretz, el periódico más antiguo de Israel, titulado ‘La
breve historia de asesinar niños’, en el cual hizo una crónica del declive
moral del ejército israelí de los 90s a la actualidad escribiendo a través de
las maneras en las cuales los niños palestinos han sido tratados.
“Al principio estábamos avergonzados, después, en
shock, y luego, incluso investigados”, escribió Levy. “Después lo negamos y mentimos. Después de eso, lo ignoramos
y reprimimos, bostezamos y perdimos el interés. Ahora es la peor etapa de
todas: comenzamos a alabar a los asesinos de niños. A este punto hemos llegado”.
Levy recuerda el shock que sintió en 1996 cuando un recién nacido, cuya madre Faiza Abu Dahuk, trajo al mundo en un puesto de control israelí,
murió después de que los soldados israelíes la rechazaran en tres puestos.
Cuando finalmente llegó al hospital, cargándolo “durante la noche fría y
lluviosa, él ya estaba muerto”.
Al momento, Levy destacó que “el asunto se mencionó en una reunión. Un oficial fue
despedido y una mini tormenta fue garantizada. Esto fue en abril de 1996,
durante e año de esperanza e ilusiones”.
Para el 2000, sin embargo, al momento de la Segunda Intifada, el asesinato de Mohammed al-Dura, de doce años, asesinado por fuerzas
israelíes mientras buscaba refugio con su padre detrás de un cilindro de
concreto, marcó el inicio de lo que Levy describe como la “fase de negaciones y
mentiras” de Israel. Aunque las Fueras de Defensa Israelíes inicialmente
aceptaron las responsabilidad por el asesinato, se retractaron diciendo que
“todo el episodio fue montado y que Mohammed al-Dura no murió — o que fue
asesinado a sangre fría por los palestinos — para desacreditar o
‘deslegitimizar’ a Israel”, como lo describió
el colega de Levy Khaled Diab en el 2013.
Después de eso, como lo describe Levy, comenzaron “veinte años de indiferencia y complacencia”, como resultado de lo cual,
explicó más adelante, “soldados y pilotos han matado 2,171 niños y adolescentes
y ninguno de estos casos impactó a nadie aquí o llevó a ninguna investigación
real o juicio. Más de 2,000 en veinte años — 100 niños, tres salones de clase
por año”.
Crucialmente, añadió que “todos ellos, hasta el último fueron encontrados culpables de su propia muerte debido a la opinión prevalente
en Israel de que “eran terroristas y los soldados o la policía no tenían otra
opción mas que ejecutarlos”.
El artículo de Levy del 2021 fue impulsado por lo que llamó “la siguiente fase” en esta deshumanización en la que Israel ahora “alaba
a los asesinos de niños; en la que son los nuevos héroes”. Añadió que “esto jamás había pasado antes. Eran Palestinos, terroristas,
pero todavía eran niños”.
El ejemplo específico en el que Levy se enfocó fue el de Omar Abu Sab de 16 años, quien “salió con un cuchillo para atacar a un
policía de la frontera”. Como explicó, “un video publicado por la policía
muestra cómo se acerca a dos oficiales por detrás y los ataca. Era más pequeño
y delgado que ellos, lo podían haber detenido, no tenían que dispararle y
ciertamente no tenían que matarlo, como innecesariamente han asesinado niños
con cuchillos antes y después de él”.
En lugar de ser condenados o incluso criticado, sin embargo, el guardia que le disparó a Omar Abu Sab a muerte a quemarropa fue
celebrado en la prensa, un oficial describiéndolo como “el héroe de la Antigua
Ciudad” que “eliminó a un terrorista y previno un desastre mayor” — y sin
mencionar la edad de Omar Abu Sab. Como concluyó Levy “convertir el asesinato
de un adolescente con cuchillo en una gran historia es cruzar la línea roja
moral. Eso motivará los asesinatos innecesarios de más niños, si es que se
necesitara motivación alguna”.
Las muertes de niños en medio de las violaciones de ley humanitaria internacional
en aumento
El análisis de Gideon Levy de la deshumanización en incremento de Israel de los niños palestinos es importante, en parte debido a
que destaca el rechazo de Israel de aceptar que, como está declarado en el
Artículo 6 de la Convención
de Derechos del Niño de la ONU (que se acordó en 1989 y fue ratificada por Israel en 1991), los
Estados Parte “deben reconocer que cada niño tiene el derecho inherente a la
vida” y “se debe asegurar a la máxima extensión posible la supervivencia y
desarrollo del niño”, pero también porque, en el caso de Omar Abu Sab y otros
niños sumariamente ejecutados por soldados israelíes, también viola flagrantemente
el Protocolo
Opcional de la Participación de Niños en Conflicto Armado, que fue adoptado
por la Asamblea General de la ONU en mayo del 2000 y que también ha sido
ratificada por Israel, en cuyo artículo 6.3 llama a los Estados Parte a proveer
a los jóvenes reclutados a conflicto armado con “todas la asistencia apropiada
para su recuperación física y psicológica y su reintegración social”.
Además, por supuesto, la valoración de Levy también condena a Israel por su desprecio en aumento por los derechos de los niños,
pero también por el completo aparato de leyes humanitarias internacionales,
que, como el Comité Internacional de la Cruz Roja explica,
“protege a aquellos que no toman parte en la pelea, como civiles y personal
médico y religioso militar” que “tienen derecho al respeto de sus vidas y a su
integridad física y mental” quienes “también gozan de garantías legales” que
“deben ser protegidas y tratadas humanamente en todas las circunstancias, sin
distinción adversa”.
Esto es muy importante, por supuesto, debido a que 2,171 niños y adolescentes asesinados por Israel entre el 2000 y el 2021 no
fueron asesinados en puntos de control, muchos fueron, en lugar de eso,
asesinados en bombardeos indiscriminados sobre la franja de Gaza que han tomado
lugar con regularidad alarmante desde que los 2.3 millones de habitantes de la
pequeña área con población densa (apenas del tamaño del este de Londres) fueran
encarcelados en el 2007, cuando Israel impuso bloqueo completo en tierra, aire
y mar, de tal severidad que Human Rights Watch ha descrito de manera
exacta a la franja de Gaza omo una “prisión al aire libre”.
Ataques mayores sobre la franja de Gaza tomaron lugar en 2008-09, en el 2012, 2014 y nuevamente en el 2021, con la ONG B’Tselem,
ubicada en Jerusalén, que documenta violaciones de derechos humanos en los
territorios palestinos ocupados por Israel, recopilando reportes que
demostraban que, del 29 de septiembre del 2000 (el inicio de la Segunda
Intifada) al 26 de diciembre del 2008 (el inicio de la Operación Plomo Fundido,
el primer ataque mayor de Israel sobre Gaza), 961
niños palestinos fueron asesinados, 345
niños fueron asesinados en los 23 días de la Operación Plomo Fundido, que
duró hasta el 18 de enero del 2009 y 877 más 877 more children
entre el 19 de enero del 2009 y el 18 de enero del 2022.
Esto da un total de 2,183 niños palestinos muertos, mientras que en el mismo periodo 139 niños israelíes fueron asesinados — un
radio de 15.7:1. Números
de la ONU del 1 de enero del 2008 al 19 de septiembre del 2023
brindaron más contexto, con 6,407 palestinos en total asesinados a través de
este periodo en comparación con 308 israelíes — un radio de 20.8:1.
El número de muertos en Gaza se está saliendo de control
Ahora, sin embargo, con Israel habiendo lanzado un ataque salvaje e incomparable sobre la franja de Gaza en represalia a los
ataques brutales e imperdonables de Hamas durante incursiones a territorio
israelí el 7 de octubre, en los cuales 1,400 israelíes fueron asesinados
(ataques que han sido adecuadamente
condenados como crímenes de guerra por expertos legales internacionales), las cifras de muertos en Gaza
están fuera de control.
Según los
últimos reportes, alrededor de 3,000 personas han sido asesinadas en la
franja de Gaza en bombardeos israelíes la última semana y media (casi la mitad
del total de años de derramamiento de sangre del 2000 el mes pasado), con al
menos 1,000 de ellos siendo niños (nuevamente, casi la mitad del total del 2000
al mes pasado).
Más aún, otros 1,200 palestinos, incluyendo 500 niños, no han sido localizados, con muchos — si no es que la mayoría — enterrados entre
los escombros de los edificios destruidos de Gaza e, incluso más alarmantes son
los números no dichos de personas que pronto morirán de sed, hambruna, por
heridas, condiciones médicas pre existentes y enfermedad si Israel se niega a
levantar el “bloqueo completo” en Gaza que se impuso el 8 de octubre, cuando el
ministro de defensa Yoav Gallant declaró, en términos crudos y escalofriantes que
te hiela la sangre “no habrá electricidad, ni comida o combustible, todo está
cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuaremos acorde a eso”.
Podrá sonar un tanto alarmista el que yo sugiera que el gobierno israelí está al tanto de las estadísticas de los últimos 22 años —
y, específicamente, el radio de 20 palestinos muertos a uno israelí en este
tiempo — pero estoy seguro de que algunos oficiales saben eso y están
calculando que, como mínimo 30,000 palestinos en la franja de Gaza tendrán que
morir para pagar por los ataques de Hamas el 7 de octubre.
Detrás de las puertas cerradas, estoy seguro de que algunos oficiales israelíes han estado discutiendo propuestas más alarmantes —
de manera muy específica, genocidio — y también me di cuenta, apenas hace unos
días, que el periodista estadounidense Seymour Hersh habló con un “espía
veterano israelí” quien le dijo que
el gran debate dentro del gobierno israelí era “si matar de hambre a Hamas o
matar hasta 100,000 civiles”.
La complicidad de los líderes del occidente en crímenes de guerra y la urgente
necesidad de un alto al fuego humanitario
Desgraciadamente, como mencioné en mi artículo la semana pasada titulado Mi vergüenza ante el apoyo acrítico del Oeste de los crímenes de guerra
de Israel en Gaza, los líderes occidentales inicialmente respondieron al inicio del ataque israelí sin
precedentes sobre Gaza — en el cual 6,000 bombas fueron lanzadas, casi tantas
como las que lanzó Estados Unidos sobre Afganistán un año entero — al apoyar
incondicionalmente el “derecho de Israel a defenderse”.
Muchos, si no es que la mayoría, subsecuentemente se han echado para atrás en su posición — en muchos casos, no tengo duda, debido a
que abogados de derechos humanos, han señalado que podrían ser, como resultado,
cómplices en crímenes de guerra — pero, aunque la posición del occidente es
ahora, en general, acorde a la declarada por
el presidente Biden el 15 de octubre, cuando tardíamente reconoció que “no
debemos perder de vista el hecho de que la mayoría abrumadora de palestinos no
tiene nada que ver con los espantosos ataques de Hamas y están sufriendo como
resultado de ello”, la crisis humanitaria no puede ser abordada a través de
estar en un podio y finalmente diciendo lo correcto.
Mientras que el occidente vacila y pontifica — y, todavía demasiado seguido, defiende a Israel incondicionalmente — la tormenta
de violaciones implacables del gobierno israelí de leyes humanitarias
internacionales — de crímenes de guerra — continúa como si sólo aplicaran para
otros seres menores.
Así como imponer el castigo colectivo más extraordinariamente violento y cruel sobre la gente en Gaza, a través de sus
bombardeos aéreos indiscriminados y reteniendo agua, comida y suministros
médicos (de los cuales todos son crímenes de guerra asombrosos), el gobierno
israelí ha añadido recientemente la limpieza étnica a su lista de violaciones
en aumento, a través de la orden de evacuación de la mitad de población hacia
el sur de la franja de Gaza, con la intención aparente de persuadir a Egipto a
abrir el cruce de Rafah para que puedan ser exiliados al desierto de Sinaí y
jamás regresar.
Como le dijo Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego de Refugiados a la Associated Press,
esta “no es una oportunidad de evacuación, es una orden re reubicación. Bajo la
ley humanitaria, se le llama una transferencia forzosa de poblaciones y es un
crimen de guerra”.
Lo que se necesita, claramente, es un alto al fuego inmediato seguido de una provisión de ayuda humanitaria urgente y suministros
para la franja de Gaza. Nada menos significa que, aquellos en posiciones de
poder alrededor del mundo continúan siendo cómplices de crímenes de guerra y,
mientras más niños palestinos mueran, tendrán la sangre de esos niños en sus manos.
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